Los Viajes íntimos de Ryszard Kapuscinski
La editorial Bartleby publicará la 'Poesía completa' del maestro de periodistas, que incluye varios textos que no pudo ver publicados
La editorial Bartleby publicará la 'Poesía completa' del maestro de periodistas, que incluye varios textos que no pudo ver publicados
ANTONIO LUCAS
MADRID.- Debió pensar Kapuscinski que el periodismo no bastaba. La verdad no sólo estaba en el paisaje, sino en todo aquello que sucede debajo, detrás, en el flúor imprevisto de lo que no se ve, de lo que hay que encontrar para armar el tuétano de la Historia. Y ahí estaba el escritor, el voyeur implicado en cada palmo de tierra que pisaba, buscando con énfasis la materia prima de la verdad, huyendo del complot de lo obvio, de la mentira.
Ha sido brújula de varias generaciones, mapamundi de ese periodismo de alma entera -como el de su maestro Ksawery Pruszynski- curtido en el rincón de la independencia y el rigor. Escribió miles de crónicas y una veintena de libros para explicarse mejor. Llevaba impreso el mapa de África en su ADN.
Pero pocos saben que más allá del proteico reportero, del inagotable periodista, del viajero desconsolado estaba el poeta, el ser íntimo, aquel que decía en el poema lo que no podía decirse de otro modo. Ryszard Kapuscinski halló en la poesía la demora que no tuvo en el periodismo. Comenzó a escribir versos en el instituto de Pinsk (Polonia), donde nació en 1932. Fue lo primero aue garabateó. Y lo prímero que abandono, antes de volver a ellos algunas décadas más tarde.
Entonces sólo era el niño nítido de familia pobre que no estrenaba nunca zapatos nuevos. Era el implacable observador de su escueto territorio. Todo cabía entonces en unos versos y el destino más alto era el de revelarse por entero como poeta. Pero llegó el periodismo, las crónicas enérgicas, el reconocimiento, premios como el Príncipe de Asturias de la Comunicación, los doctorados honoris causa...
Afán eclipsado
El buen oficio eclipsó lo demás hasta ahora, cuando ya muerto Kapuscinski (falleció el pasado 23 de enero en Varsovia) la editorial Bartleby asume la edición (antes incluso de que se publique en Polonia) de su Poesía completa (en las librerías a partir del 15 de enero), reuniendo los poemas inéditos que dejó el escritor (que también ven la luz por vez primera). El director del Instituto Cervantes de Varsovia, Abel Murcia, se ha encargado del prólogo y de la traducción de los textos, que completan el complejo perfil de un tipo que se echó al mundo con un cuchillo de palabras en el cinto, relatando la vida como un cónsul del riesgo, despreciando sin decirlo ese periodismo de alacena, la mala porcelana de los reporteros de salón, porque Los cínicos no sirven para este oficio. «Escribir poesía es para mí un lujo que pocas veces me puedo permitir», comentó en alguna ocasión Kapuscínski. «Es un descubrimiento sorprendente, revelador, valioso para uno mismo y pon uno mismo. Es el único camino».
Lo decía el mismo escritor que había gastado suela en África, en Latinoamérica, en Asia, buscando realidades que contar, contrastes, mundos del mundo. Y dejó aquellas impresiones en libros necesarios como Ébano, El imperio, Lapidarium IV... Eran los relatos de su experiencia, aunque huyendo del afán del opinador global. Por eso que encontraba en la poesía un espacio puro, el sosiego, la media luz de palmatoria que ilumina y no deslumhra. «A él, en verdad, le gustaba ser percibido como poeta», explica Abel Murcia. «Si uno se adentra bien en su obra, en ocasiones es posible apreciar cómo se cruza en ella el periodismo y la poesía. Por ejemplo, aparecen poemas de Bloc de notas (1986), su primer libro de versos publicado, en algunos de sus libros de reflexión o reportajes». Está en la tradición de los grandes autores polacos del siglo XX: Milosz, Symborska y Herbert, entre otros.
Peligros y soledad
Kapuscinski, casi secretamente, va levantando al compás de sus libros en prosa un territorio poético que no es ajeno a los acontecimientos, peligros y soledades que experimenta por medio nlaneta: "habría que llorar ante la miseria humana/ ante la cruel e infinita miseria del hombre/ la miseria de corazón y pensamiento/ de manos y pies/ la miseria propia y la ajena.../ La miseria de Dios».
Kapuscinski tan sólo dio a imprimir en sus 75 años de vida dos libros de poemas: Bloc de notas en 1986 y Leyes naturales en 2006. «Pero no tuvieron mucho eco. La atención era para sus otros libros», advierte Murcia. «Magris fue de los pocos que apreció cómo la poesía complementaba la coherencia del gran reportero, y así lo dijo en Corriere delta Sera: 'Él sabe cómo escuchar esa voz que está en nosotros sin anularla con las palabras'».
De un lado consiguió captar el ruido de la calle para la Agencia PAP, pero también para The New York Times, Frankfurter Allgemeine Zei-tung, Time y algunas de las cabeceras más lustrosas del panorama internacional. Vio atrocidades y conoció la nómina secreta del terror de algunos estados. Tenía la mirada hecha a la fiereza del ser humano, al sinlímite de esta crueldad. «Resulta difícil escribir cuando vivimos una transformación permanente y tan veloz», apuntó en El mundo de hoy.
No era de los que contaban el crimen con prosa homicida. Prefería preguntar el porqué antes que hacer prosa forense de la herida. Y entre una cosa y otra, con miedo escénico, muy despacio, tiraba del primer nudo del poema «Es una maravillosa experiencia para lograr la máxima precisión de un pensamiento, de una imagen», decía. Y así hasta armar unos pequeños fragmentos sin adorno, una emoción prensada y ancha. Nada que ver con eso que llamamos noticia.
El Mundo
Antonio Lucas
28 de diciembre de 2007
(fotografía de Quique García)
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